Jili Slot Futuro de la alimentación ¿estamos preparados para dejar de comer carne vacuna?

¿Estamos preparados para dejar de consumir carne vacuna? Reflexiones sobre el futuro de la alimentación.

futuro de la alimentación

Por Laboratorio Futuro Admin

Por Leandro Acosta – MT Group

Si bien el primer impacto será en el 2030, cuando las metas de baja de emisión de carbono que se fijaron los principales productores será sin duda un primer cambio de rumbo importante, para el 2050 estimo tendremos que imaginar consumos de carne ultra sofisticados”.

Hace un tiempo me empecé a preguntar ¿hasta cuándo va a resistir una industria como la cárnica, que mantiene un arraigo muy fuerte en sus costumbres? La única sofisticación o evolución que se dio en la cadena estuvo dada por los envases, embalajes y formas de presentación de los productos, pero el 90% del proceso industrial se mantiene sin cambios.

La industria cárnica es una industria muy cuestionada: desde las emisiones de carbono que existen en la cría y la recría, hasta los planteos sobre el bienestar animal (animal welfare) y  el manejo de las industrias fundadas hace mucho tiempo, hoy absorbidas por las manchas urbanas. Esta  convivencia genera complicaciones de logística, como el tratamiento de efluentes, los horarios productivos, el consumo de energías y sobre todo de agua.

Estos datos sugieren un escenario donde, en 30 años, no habrá más industria. El impacto de esta pandemia aceleró a tasas imprevistas los consumos conscientes, trajo a la realidad los temas de contaminación y explotación de los suelos y propulsó en las nuevas generaciones las corrientes veganas, vegetarianas y símiles. Todo ello sustentado en que rinde más el espacio utilizado en la agricultura extensiva que en la ganadería – en términos de kilogramos de proteínas resultantes por metro -, bajando las necesidades financieras de quien lo lleve a cabo, y con menor necesidad de agua. 

Las tendencias indican que la industria se está agotando; que los años que sobreviva serán para esas sociedades que tienen un consumo creciente porque es relativamente nuevo para ellos, pero en definitiva irán acoplando sus consumos a las tendencias que marcan Europa y Estados Unidos, quienes ya están experimentando una etapa de crecimiento de las nuevas vertientes.

Si bien el primer impacto será en el 2030, cuando las metas de baja de emisión de carbono que se fijaron los principales productores será sin duda un primer cambio de rumbo importante, para el 2050 estimo tendremos que imaginar consumos de carne ultra sofisticados. Estos números serán logrados con base en producciones más puntuales, con valores que superarán por mucho los actuales. Será un producto que va a seguir disponible para una porción mucho menor de gente, dada una globalización de consumos de vegetales y legumbres no solo como reemplazo cárnico, sino también como sustituto lácteo.

En MT Group entendimos la profundidad de estos cambios y, por lo tanto, comenzamos a modificar nuestra estrategia hacia estos nuevos rumbos. Nuestra unidad de negocio estrella se está haciendo eco de las nuevas tendencias y, felizmente, en el 2021, comenzamos con las pruebas de elaboración de productos a base de fruta en nuestros snacks para perros con distribución en EEUU. Este plan nos marca que debemos calibrar los perfiles de sabores, hacer los ajustes de branding y salir al mercado con nuestro producto 100% natural

Además,  incluye  hacer un desarrollo de venta en Europa, donde estas tendencias en la población joven están muy instaladas y las proporciones de mascotas han subido considerablemente durante la pandemia para mitigar la soledad, generando, en nuestro caso, un mercado meta mucho más atractivo.Durante el mes de noviembre del 2021 asistí a una feria de alimentos de convocatoria mundial, donde se dejaron ver las mayores participaciones de productos de origen vegetal. Se trata de stands, dedicados a la exposición de carnes exclusiva y excluyentemente.

Estos planteos son muy difíciles de hacer crecer porque estamos cuestionando las bases que tenemos incorporadas como verdades absolutas; y un poco de eso se trata: de que vayamos repasando y repensando nuestras estructuras conceptuales para ver qué conceptos son los que resisten a cuestionamientos y cuáles son posibles de ser modificados, adaptados o simplemente reemplazados por nuevas tendencias. 

En lo personal, esta dificultad la pude enfrentar con la curiosidad que me despierta entender el futuro de las cosas. Me interesa saber más a donde van las cosas que de dónde vienen, y solo me meto en el pasado para buscar un punto de referencia que me permita proyectar. Creo que lo que fue y lo que pasó no lo puedo modificar, pero, en cambio, el futuro se construye con una intervención continua, y es la oportunidad de entrar a la historia del futuro.

Entonces ¿dónde estará la industria cárnica en el 2050? Trato de repensar el estado de los distintos eslabones de esta cadena, y cómo las transformaciones de la energía serán una evolución inevitable. La aplicación de la inteligencia artificial en los procesos no solamente industriales, sino también en los primarios del campo, son  apenas algunas modificaciones sobre un troncal ancestral que tenemos la necesidad de cambiar para frenar la erosión que está causando en nuestro ecosistema. Los testigos que tenemos hoy en día marcan que la impresión 3D de proteínas es el mejor de los indicios y eso implica un reemplazo que es equidistante de la carne, así como lo es la proteína vegetal, hoy ya disponible para el consumo masivo. 

Entonces, si esta industria no tiene entre nosotros a un John McCarthy que haya salido a la luz, volvemos a un futuro donde no habrá más industria. Es ahí donde nuestro escenario tiene que estar basado en los nuevos productos que van a tomar ese lugar. Los avances que se pueden dar en el marco de aplicación de nuevas tecnologías muestran cambios drásticos en la escalabilidad, la eficiencia energética, la universalidad de acceso, y, sobre todo, el menor impacto al medio ambiente por kilo de proteína producida. Esto es lo que se alinea en todas las aristas que podamos considerar para tener un mejor 2050 y para que tengamos en definitiva un mejor futuro.

Todos estos datos y proyecciones tienen una trayectoria no lineal, pero aun así es momento de comenzar a probar e iniciar nuevos caminos en los consumos. Para ello, de nuestro lado, empezamos con los desarrollos de productos de origen vegetal y muy pronto tendremos pruebas empíricas sobre las preferencias de los consumidores. Con base en ello, se podrá transferir a otras líneas de productos, donde se sienten las bases de lo que será nuestra nueva normalidad para el 2030 y el escalón intermedio que nos permitirá llegar a donde necesitamos en 2050.

Nuestro aporte como individuos es tan importante como el de los Estados y las entidades supranacionales. ¿Estaremos individualmente preparados para dejar de consumir carne vacuna para pasar a una legumbre que genera 24 veces menos impacto en la huella de carbono? ¿Alteraremos nuestra dieta por un mejor ambiente? ¿Estará mal que quienes tengan las posibilidades accedan a estos productos cuando sus precios sean lo suficientemente elevados como para financiar políticas colaborativas que ayuden a reparar el medio ambiente? El desafío está – y la revolución también. Depende de los individuos y su aporte al colectivo.

Leandro Acosta es Trader del MT Group y ex alumno de la Certificación Profesional de Future Thinking de ITBA – Escuela de Innovación de Bueno Aires.

Fuerte de consulta:

https://theconversation.com/meat-eating-is-a-big-climate-issue-but-isnt-getting-the-attention-it-deserves-170855

https://www.theguardian.com/environment/2021/nov/09/the-cow-in-the-room-why-is-no-one-talking-about-farming-at-cop26-aoe

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